
El Atentado en Viena 2 de noviembre de 2020: análisis de daños. El COVID-19 se ha convertido en la noticia de este 2020, un elemento monotemático que ha captado todas las atenciones de la sociedad y que ha conseguido ser un elemento sobre el que pivotan tanto la prensa como la política de todas las naciones del mundo.

Antonio J. Candado Aguado. Filólogo por la Universidad de Zaragoza, dedicado a la creación y publicación de contenidos en diversos medios digitales. Encargado de labores políticas en Zaragoza y socio del Club de Tiro Zaragoza, desde el año 1992, con muchos años de experiencia en el estudio y la práctica de las modalidades de Fuego Central y Standard de la Internacional Sport Shooting Federation (ISSF). Además, miembro de la Federación Aragonesa de Tiro Olímpico (FATO), que pertenece a la Real Federación Española de Tiro Olímpico (RFEDETO). Desde 2019, socio de la Asociación Nacional del Arma (ANARMA), desde donde se hace una firme defensa y dignificación de la práctica del tiro deportivo en España.

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Atentado en Viena 2 de noviembre de 2020: análisis de daños
ANTECEDENTES
A causa de que el COVID-19 es la gran pandemia de principios de siglo y eso lo ha convertido un elemento mediáticamente monolítico, el ojo mediático ha dejado de prestar atención a otros problemas de primer orden como las cuestiones migratorias sobre Europa, la crisis financiera, el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia, la presión turca a Francia o la globalización del terrorismo islámico.
Estas crisis subyacentes se han ido difuminando hasta que, durante un tiempo, todo el mundo pensó erróneamente que habían llegado a su fin. En este especial Análisis de daños vamos a examinar en profundidad muchos de los aspectos técnicos y sociopolíticos que no podrás leer en los demás medios
Quizás, el evento más reciente a al que deberíamos remontarnos para comprender el ataque de Viena debería ser el horrible asesinato del profesor francés Samuel Paty, quien ejercía su labor en Conflans-Sainte-Honorine (periferia de París) a las 17:00 horas del 16 de octubre de 2020. Francia y el resto del mundo comenzaron a mostrar mensajes de apoyo tras la conmoción del asesinato llenando las redes con hastags como #JeSuisProf o #JeSuisSamuel.
Tras estos hechos, y dado que Macron no mostró debilidad sino más bien fortaleza y duras respuestas, el presidente Turco Recep Tayyip Erdoğan llamó a la lucha, el boicot a Francia y profirió serias amenazas contra Macron. Tras el llamado de Erdoğan, se sucedió un efecto dominó que desencadenó diversos ataques como el de la Basílica de Notre Dame de Niza, que dejó tres muertos y diversos heridos o el asesinato de un sacerdote ortodoxo con una escopeta recortada junto a una iglesia en Lyon.
Incluso en Berlín (Alemania), se hizo una manifestación de musulmanes que, espontáneamente, salieron a la calle paseando a un hombre atado con una careta de Macron al que zarandeaban e insultaban.
¿Cuál ha sido la respuesta de Europa a todo esto?
¿Cuál ha sido la respuesta de Europa a todo esto? Los organismos europeos ni están ni se les espera pero, por otra parte, las naciones que conforman esta Europa tampoco quieren salir de una cómoda negación del problema con su consecuente parálisis. La causa por la cual no somos capaces de vencer al terrorismo islámico no es una falta de medios o técnica sino, más bien, que no queremos liderar el tempo del conflicto, estamos permitiendo que nos marquen un son muy cómodo en el que ellos atacan, nosotros repelemos el ataque y nos olvidamos del asunto, hasta la siguiente.

¿QUÉ HA SUCEDIDO EN VIENA?
Las informaciones fueron al principio confusas: la noche del 2 de noviembre de 2020 alrededor de las 21:30 comienza un tiroteo en las proximidades de una sinagoga en el centro de Viena. Se empezaron a hablar de policías heridos, de diversos atacantes y de ataques simultáneos hasta en seis puntos distintos de la ciudad. Las redes se llenaban de clips y fotografías con paradas de metro cerradas, gente corriendo presa del pánico sin tener claro hacia donde huir o quién y por donde se aproximan los atacantes…
La policía vienesa contuvo como pudo una situación de máxima confusión hasta que se desplegaron las unidades antiterroristas austriacas. Hasta el momento dos personas han sido consideradas responsables de los ataques. Una de ellas fue abatida por la policía durante el despliegue operativo mientras la otra logró huir. El terrorista fallecido es un ciudadano austriaco de origen albanés Fejzulai Kujtim, de 20 años.
El 25 de abril de 2019 fue condenado a prisión por intentar viajar a Siria para unirse al Estado Islámico y el pasado 5 de diciembre fue puesto en libertad condicional anticipada. El balance del atentado deja, por el momento, 5 muertos y 18 heridos. Todavía sigue abierta la operación y en los próximos días se irá procediendo a investigar, detener e intervenir en suelo austriaco lo necesario para esclarecer este ataque y las posibles redes que pueda tener el Estado Islámico en Austria. Por su parte, el EI ya ha reivindicado públicamente el atentado.

¿POR QUÉ EUROPA NO PUEDE TENER UNA DEFENSA REALMENTE EFICAZ?
Europa padece de ciertos problemas estructurales a la hora de contener este ataque terrorista o cualquier otro, como se ha demostrado en los sucesivos ataques en Francia. Uno de los principales problemas es que tenemos una población desarmada que depende de que las unidades policiales les defiendan. Es decir, ceden su derecho a la vida a un tercero sin ser ellos los que, en primera persona, puedan defender sus vidas.
Acompañado de esta falta de armas entre los civiles, hay un cierto buenísimo en las sociedades pues creen que, con no querer atacar ellos a nadie, nadie les va a atacar. Lo cual es falso y pernicioso. Cuando se habla de armas, todos se llevan las manos a la cabeza, todo el mundo piensa en una sociedad similar el salvaje oeste, cuando hablan con tiradores deportivos no son capaces de distinguirlos de los cazadores. Se ha solapado el hecho de poseer un arma con el hecho de matar. En este punto, cabría preguntarse: ¿De dónde provienen los AK47 que estos ciudadanos europeos, en su mayoría refugiados, utilizan en los atentados?, ¿Dónde entrenan?, ¿En qué armería compran la munición y amparados bajo qué licencia?… Exacto, los terroristas no coinciden con nosotros en los campos de tiro ni en las armerías.
Desde los inicios de este 2020, el COVID-19 ha sido el ojo del huracán mediático. Nos hemos olvidado de otros problemas de fondo que ya existían y que creíamos que no podían explotar a la vez pero, sin embargo, lo están haciendo. Hace no mucho, pensaba en la operación Sentinelle francesa que mantiene desplegadas a multitud de unidades del ejército en suelo francés. Recordaba de igual manera la operación Strade Sicure en Italia con idéntico objetivo. También me venía a la cabeza el nivel de alerta terrorista nivel 4 reforzado que tenemos actualmente en España pero, conociendo de primera mano la aversión de los españoles a su propio ejército y viendo cómo familiares de víctimas abrazaban a parientes de los terroristas del atentado de Barcelona en 2017, me entran serias dudas de para qué tenemos dicho nivel…
Cuando reflexionaba, allá por marzo, en el primer confinamiento español, sobre estas operaciones en países europeos me parecía que había una cierta relajación en las cuestiones de terrorismo. Efectivamente, no solo la ha habido sino que ha acarreado decenas de víctimas inocentes. Europa y Occidente deberían sopesar un escenario en el que el virus no sea excusa para que no haya atentados, sino que, el virus es algo que les beneficia porque no prestamos atención alguna a ninguno de sus movimientos. Han adquirido una mayor libertad para urdir con total impunidad.
Así pues, nos estamos enfrentando a un terrorismo de nueva generación, no más avanzado sino lowcost donde un cuchillo, un coche o cualquier elemento cotidiano, se puede convertir en un arma. Este término de lowcost también hace referencia a que es más fácil de llevar a cabo individualmente, sin necesidad de colaboración, planificación, grandes costes materiales o conocimientos específicos para fabricar grandes explosivos. Ya no hay atentados de gran envergadura sino, más bien, un pequeño goteo constante que genera crispación e inseguridad social. Ya han pasado a la historia los grandes enclaves que podrían mandar un claro mensaje como la torre Eiffel, el Arco de Triunfo, la puerta de Brandemburgo o el Big Ben. El interés es ahora trasladas ese miedo a cualquier calle, en cualquier lugar y a cualquier hora. Resumiéndolo de forma muy concisa: combatimos cuando y donde ellos quieren. Ellos nos marcan el tempo.
¿QUÉ MEDIOS HA UTILIZADO AUSTRIA?
Tras la policía vienesa, que contuvo sobre una hora la situación, se desplegaron las unidades antiterroristas EKO Cobra y WEGA que, sin depender de la Policía Federal Austriaca, quedan directamente bajo el control del Ministerio Federal del Interior. Dichas unidades constan en su conjunto de un total de 450 hombres entrenados en todo tipo de situaciones antiterroristas, de contrainsurgencia y demás labores policiales.
Sus maniobras los han llevado a entrenar y coordinarse con unidades de su entorno como son el HRT, el GIGN, la GSN, el GIS, el GSG-9, el SAS, el GEO o el GAR. El material que se ha visto en el transcurso de esta operación ha sido principalmente el fusil Steyr AUG A3 con diversos complementos como empuñaduras o elementos ópticos holográficos de tipo Eotech o Aimpoint. Además, también se han visto en las unidades de policía austriaca pistolas Glock G17. En este equipamiento se pueden observar las clásicas trabas ya tratadas de los calibres y la potencia de fuego. (https://espacioarmas.com/calibre-5-56-otan-efectivo-guerra-moderna/)
Unidades dotadas, en primera instancia, con pistolas del 9x19mm Parabellum y fusiles de asalto de tipo bullpup del calibre 5.56x45mm. Enfrentados a un número indefinido de atacantes, hablándose de tomas de rehenes y parapetados en diversos lugares, no parece el armamento idóneo para resolver de una manera rápida y determinante el problema. Si a esto le súmanos que, al menos uno de los atacantes portaba una pistola y un fusil AK47, el resultado nos lleva a concluir que las unidades antiterroristas, como mínimo, deberían utilizar armas del 7,62x51mm puesto que en muchas ocasiones los terroristas han llevado algún tipo de chaleco, protección o han atacado bajo la influencia de sustancias psicotrópicas que aminora su sensación de dolor.
Cuando tienes a un elemento hostil en una avenida, abriendo fuego indiscriminado contra una masa de civiles, el equipo de respuesta debe partir del hecho de neutralizarlo, no de intentar incapacitar o buscar el menor daño lesivo para dicho atacante. Las normas caballerescas para las que nació el 9x19mm ya se han desvirtuado y deberíamos de comenzar a pensar en calibres más potentes, con mayor poder de parada y de penetración como el 10mm Auto, el 40. SW, el clásico 45. ACP o apostar por propuestas más revolucionarias como el 5,7x28mm de FN Herstal, que usa la pistola FN Five-seven, capaz de perforar chalecos y cascos antibalas, pero manejable en un arma corta.
A modo de conclusión, algo que se echa de menos en las policías europeas, en previsión de este tipo de situaciones cada vez más frecuentes, es que los vehículos policiales no estén provistos más que con las armas de dotación que lleven los dos agentes. Sería una buena opción dotar los vehículos de escopetas del calibre 12, lanzadores de de 40mm. que lleven fumígenos y lacrimógenos o algún tipo de subfusil. Después de todo, hasta la llegada de los grupos especiales, las primeras unidades en dar la cara son ellos y no se les puede dejar a su suerte. En Europa, pecamos de creer que todo lo resolverán los grupos especiales mientras que las unidades policiales convencionales tan solo contienen la amenaza a riesgo de poner sus vidas en juego por falta de material. No hay grupos especiales para todo.
SÍ QUE EXISTEN IDEOLOGÍAS EXTREMISTAS DENTRO DEL ISLAM
Atentado en Viena 2 de noviembre de 2020: análisis de daños. En su particular cruzada contra todo aquel que no piensa como ellos, estos grupos intentan tener presencia en todos los países del mundo, llevan a cabo importantes labores de captación cibernética entre personas con problemas mentales, sociales o de conducta para llevar a cabo ataques que luego ellos puedan atribuirse. Para estos grupos, su lucha es para con nuestras creencias religiosas y, por ende, nuestra libertad individual, pero también contra nuestra cultura; contra la libertad de plasmar socialmente nuestro acervo, historia y tradiciones. Además de dirigir sus ataques contra iglesias y sinagogas, también toman como enemigas a todas las instituciones laicas.
Este sentimiento laico, que está en el ADN de la República Francesa, la República de Austria y otros muchos estados europeos, es el que permite que todos los credos coexistan, se toleren y se respeten con total participación en la sociedad pero sin presencia ni preeminencia de unos sobre otros dentro del estado. Los Derechos Humanos, los valores europeos, la génesis propia de la democracia, el Estado de Derecho, la Libertad o la Igualdad, son las columnas sobre las que se erige la sociedad moderna: la sociedad occidental.
Son estos los principios fundamentales a los que atacan, los que no respetan, los que pretenden cambiar a base de crear una cultura del miedo, una sistematización de la violencia religiosa hasta que cedamos a todas y cada una de sus exigencias y desdibujemos la esencia propia de Europa para convertirnos en una teocracia medieval. En las palabras del propio presidente Emmanuel Macron es donde mejor se puede ver el espíritu del que debería impregnarse toda Europa:
“Nosotros, los franceses, compartimos la conmoción y el dolor del pueblo austriaco golpeado esta noche por un ataque en el corazón de su capital, Viena. Después de Francia, se ataca a un país amigo. Esta es nuestra Europa. Nuestros enemigos deben saber con quién están tratando. No nos rendiremos.”
Autor: Antonio J. Candado Aguado