Seguridad ciudadana. Las dictaduras contemporáneas, a diferencia del Siglo XX, no necesitan usar los tanques para capturar el poder.
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Desarme de los civiles honestos
Las dictaduras contemporáneas, a diferencia del Siglo XX, no necesitan usar los tanques para capturar el poder. En estos tiempos de guerras asimétricas, se conquista el control de países enteros sin disparar una bala.
La infiltración temprana y captura paulatina del poder judicial y el Ministerio Público, la posterior toma de control de los organismos de seguridad del Estado (siempre a partir del control previo de pequeñas unidades especializadas de estas) fue acompañada en Venezuela del deliberado descuido de la seguridad pública y el desarme de los civiles honestos.
Voy a centrarme en el último punto por no ser objeto de este sitio el análisis político, salvo en materia de uso legal y responsable de las armas de fuego por parte de los ciudadanos honestos, con fines competitivos, recreativo (en el campo de tiro en el ejercicio deportivo del más antiguo instinto de la especie) o para la defensa personal y la protección de las personas y el patrimonio obtenido con esfuerzo para proveer bienestar familiar.
Estadísticas serias y comprobables de EE.UU. y Europa no dejan duda que no hay relación entre crímenes y posesión de armas de fuego.
Las estadísticas serias comprobables de EE.UU., Europa y Latinoamérica no dejan duda, en aquellos países en los que se ha dificultado o prohibido el acceso legal a la posesión y uso de armas de fuego por civiles, la delincuencia no solo ha arreciado, sino que se ha vuelta más avezada y sanguinaria.

La ley de armas del 1997, prohíbe a los ciudadanos británicos la posesión y uso de las armas de fuego. Redacción Espacio Armas
El mal es tan antiguo como la humanidad, los que eligen vivir haciendo daño, se sienten envalentonados ante la certeza legal de que no habrá posibilidad de que un civil honesto se defienda adecuadamente ante un ataque armado de la delincuencia.
La policía, en el mejor de los casos (si hay decisión política, capacidad, recursos y cobertura suficiente) considerará un éxito la posterior identificación y captura del delincuente, lo que no devuelve la vida ni la salud arrebatada por este y generalmente, tampoco el patrimonio que suele perderse en el camino.
A nadie en su sano juicio se le ocurriría plantear la disolución de la policía y las fuerzas armadas por el descubrimiento de casos de homicidios, secuestros o violaciones cometidos por malos miembros. Son evidentemente casos excepcionales que justamente por eso llaman la atención de la prensa.
Siguiendo el mismo criterio, es irracional basarse en incidentes aislados de personas que hacen uso ilegal o alarde indebido de un arma de fuego que poseen legalmente (nuevamente, llaman la atención justamente por ser situaciones excepcionales, ya que lo común no es noticia) para de ahí adjudicarle a la tenencia, porte y uso legal una causalidad sobre el crimen que no resiste el menor análisis lógico.
La debilidad política actual puede ser usada para aprobar paquetes de «seguridad» que prevean la prohibición de tenencia y porte de las armas
Información fidedigna proveniente de dentro del Sector Interior anuncia que se estaría evaluando incluir la prohibición de tenencia, porte y uso civil de armas de fuego como parte de un plan nacional de seguridad elaborado por los mismos responsables de la ineficiente lucha contra la delincuencia en el quinquenio pasado. Si bien tenemos una ley perfectible, pero bastante buena en la materia, se estaría planeando aprovechar la debilidad política actual del Congreso, para imponer esta norma dentro de un paquete, vía delegación de facultades.
Si está leyendo estas líneas en esta web, no necesito explicarle lo nefasta que tal medida sería para nuestra seguridad, la de nuestras familias y el patrimonio que con tanto esfuerzo hemos construido, por no mencionar el derecho a la legítima defensa y al goce de la propiedad legalmente adquirida.
Tampoco necesito recalcar lo importante que es estar atentos a que de comprobarse tal iniciativa, esta no prospere.
La patria la hacemos los hombres de bien y es a los hombres de bien a quienes se debe toda autoridad. Los delincuentes son los enemigos contemporáneos que pretenden violar las fronteras de nuestras casas, nuestras familias y nuestro patrimonio y todo aquel que se lo facilita es tan traidor como el que colabora con un ejercito de ocupación.
Lees el articulo anterior de Dardo Lopez:
Autor: Dardo López-Dolz
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