
Réplicas y armas antiguas: fabricación de réplicas artesanales. El artículo se puede leer en la revista Espacio Armas – octubre 2020.

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Índice de contenidos
Réplicas y armas antiguas: fabricación de réplicas artesanales
(Primera Parte) Armas antiguas y réplicas artesanales
Armas antiguas y réplicas.
Bajo este irónico título pretendo humildemente contar a los lectores cómo se desarrolla día a día, una de las actividades más hermosas y más complicadas: la fabricación de réplicas artesanales de armas antiguas.
Una mañana muy temprano, mientras remoloneaba todavía en la cama después del sonido del tan odiado despertador, escuché el timbre de la puerta… (PRIMERA PARTE)
Funciona con pirita de hierro para generar la chispa como la original y está dotada de su llave para montar el mecanismo, girando la rueda se tensa un muelle plano en forma de «V» transmitiendose el movimiento por medio de una cadeneta de eslabones de acero.
¿Cuándo empezó todo?
Una actividad que comenzó siendo un hobby, siendo yo muy pequeño, tan solo tenía 12 años cuando fabriqué mi primera arma de avancarga, alimentada como casi todos los chicos lo hemos hecho, con la pólvora extraída de algún petardo que se nos olvidó encender la Nochebuena.
Uno de nuestros mayores problemas es poder lograr la comprensión de un concepto acabado y preciso de nuestro trabajo. Mucha gente cree que nosotros armamos solamente las réplicas. En realidad nosotros construimos cada parte, cada componente por más pequeño que este sea, ni siquiera la tornillería que se utiliza, es la que se ofrece en el mercado tal cual puede comprarse.
Cada pieza tiene particularidades, se fabrican a mano, de a una, tratando de hermanarlas para que formen parte de un mecanismo que tiene que ser útil a la hora de ser usado.
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Biografía del autor
Osvaldo Gatto
Soy un artesano profesor de Historia, enamorado desde siempre de las armas antiguas y dentro de este rubro, de las pistolas de avancarga.
Siempre llamaron mi atención, con una seducción inexplicable desde las incontables vitrinas esas joyas del pasado, militares o civiles, grandes o pequeñas, de chispa o percusión, con grabados o «peladas», sobrias o refinadas, estriadas o lisas, como durmiendo, como si se tratara de volcanes.
Por algo aún más inexplicable, siempre sentí el fuerte impulso de reproducirlas, como si genéticamente en mi sangre se despertara algún artífice de la antigüedad, disponiéndome a la a veces difícil tarea de transformar un macizo de acero en caño, un tablón de madera en cureña, un fleje en muelle o cuanto material en apariencia inerte forme parte de una pieza que aunque nueva, guarde la esencia de un original.
Algo así, salvando las distancias del disparate, como ocurre con la ciencia que pretende clonar dinosaurios u otros animales desaparecidos.